domingo, 19 de agosto de 2012

Reyes, reinas y verdugos

Perdimos los besos corruptos que se escondían debajo de tus sábanas,
y volvimos a los recuerdos de espigas,
como si el olvido no fuera suficiente dolor.

Acordamos no volver a ser los mismos otra vez.
Aunque siempre pensamos que algo de nosotros perduraría en un siempre jamás
que parece que jamás vaya a regresar.

Y aquí sigo.

Oliendo el alma que dejaste impregnada en el fondo de mi cama,
desde que tu cuerpo ya no se tumba en ella
los mejores versos ya no se escriben.

Decidimos besar otros labios
como si fuera el elixir de la juventud eterna
Sin entender que el único remedio de las penas es saber con quién compartirlas
y no ahogarlas en noches de reinas y de reyes.

Que al final todos somos verdugos.

Así que decidí olvidar lo que aprendí del amor
porque a veces prefiero perderme entre callejones oscuros
con la visita esporádica de camas ajenas
con otras historias que no son las tuyas.

Historias que no duelen.

Prefiero dejar en el recuerdo imborrable que una vez fui quien quería ser
y dejarme embriagar por sueños protegidos de pesadillas.

Y sigo sin olvidar el modo en que mis caricias terminaban en gemidos de tu deseo
Y aquellas noches
en las que arrancarse por bulerías contra las paredes era lo único q nos dejaba satisfechos,
porque lo nuestro era algo más que gritos y orgasmos

porque el sexo de verdad siempre nace cuando el amor lo precede