miércoles, 4 de julio de 2012

Tango de las vírgenes suicidas


Nos manchamos la piel de sudor barato,
el mismo que dejan los polvos mal hechos
y las prisas por buscarnos.
Nos encontramos en una orgía de putas y vírgenes
porque siempre la más puta una vez fue la más virgen.
Y viceversa.

Me tomaste la mano y yo me vendé los ojos
Y bailamos el tango de las vírgenes suicidas,
por si acaso no recordábamos que los cojos siempre cojean
y que los ciegos nunca pueden ver.
Y por no ver me encontré de espaldas al destino,
señalándome mientras le guiñaba un ojo a tus caderas

Y el flujo de tu sexo en mis dedos,
y el pasado que vuelve,
y el presente que me escupe

Con cada calada del podrido deseo
un corazón maltrecho vomita sangre con astillas como lágrimas
Y el mar que sale de los ojos inundados en forma de pesadilla
Los abro por fin
y otra vez el sudor barato penetra en mi camiseta

Dónde están los putos gallumbos,
dónde está mi alma
que me ha abandonado entre gemidos que parecían olvidados
Entre recuerdos con escarpias,
entre sombras de terceros que piden paso para el baile

Y las máscaras del tiempo se camuflan
Y los pensamientos hablan del ayer,
sin pretéritos,
ni perfectos, ni imperfectos
Sólo carne al fin y al cabo
Sólo sudor, y luego lágrimas

Y el baile que ya no enamora
Porque amar sólo es el principio de la amargura
Y las vírgenes, mientras tanto,
Ahí siguen con su tango

No hay comentarios:

Publicar un comentario