domingo, 23 de septiembre de 2012

Boulevard de los sueños rotos


Bienvenido al boulevard de los sueños rotos, donde la felicidad se sirve en vasos de chupitos, que dicen que así es más fácil emborracharse. Aquí no pedimos un mínimo de edad, tan sólo viejas historias que nunca nos abandonan para poder pintar las paredes de los locales y barnizar las mesas con lágrimas ya derramadas y conocidas.

Aceptamos gente de todo tipo, aquí vienen los que no saben mentir para armarse de valor y contar aquello que por fin quieren decir, pero no se atreven. 

Acogemos las noches de soledad y las embriagamos de la compañía más férrea, mezclada siempre con un poco de alcohol. Que no se diga que no curamos.
Entre copa y copa tenemos misa de domingo, para que Jesús no beba solo. Él viene siempre con sandalias pero en nuestro boulevar se puede andar descalzo, cuanto menos peso, más cómodas serán las ganas de volar. Y no se preocupen, no es el único que resucita al tercer día.

No tenemos aforo limitado, aquí nunca falta espacio para más de un corazón. Enseñamos baile de salón para poder entenderse con las dudas que bailan por las cabezas de los soñadores. Jamás se dan pasos en falso ni se engaña a nadie. No tenemos tejados para no poder tirarnos piedras sobre él. Y si llueve?, preguntan algunos. Pues es evidente, nos mojamos.

Reinan las caladas suaves pero intensas. De las de pulmones anchos y corazones maltrechos. Pero no olvide que este es un lugar pasajero. Aquí vienen los que un día perdieron el alma por el camino, nosotros sólo le damos fuerza para recuperarla. Aunque hay otros, los que olvidaron aquello de la valentía, que se aferraron a las historias del pasado, haciendo del presente su propio olvido.

Si tiene alguna historia parecida, por favor, no sea tímido y entre. Esperamos hacerle la estancia tan corta como agradable. Eso sí, los nuevos pagan la primera ronda. 

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